martes, 4 de mayo de 2010

Sentirnos aceptados

     Que esmero hay hoy en día, mas por lo que parecemos o queremos parecer que por lo que somos.
Un constante esfuerzo en agradar, mostrar lo mejor de uno y aun mas usando es ciberespacio... maquillar lo mejor posible nuestra realidad para que brille como interesante, diferente, atractiva, atrayente... a tal punto que eliges tu mejor foto, tus mejores momentos, tu mejor frase, tratando de ser llamativo entre tantos que comparten tu espacio.
     Y todo por el afán de saberse agradable y agradar. 
     Tenemos tanta necesidad de sentirnos aceptados, acogidos, queridos, AMADOS que en el día a día buscamos nuestra mejor ropa, aquella con la que nos sentimos cómodos y atractivos, nuestra mejor sonrisa, perfume, maquillaje, una bonita frase, un chiste, información para tener  temas de que hablar, música, en fin todo aquello que nos acompaña en la vida para brindarle a los demás una visión de nosotros aceptable, querible, deseada... y sentir igualmente la reciprocidad de los otros para tener la respuesta de que es así realmente.
     Cuan necesitados estamos de sentirnos amados que no nos damos cuenta de todo lo que hacemos para conseguirlo y todas esas herramientas muchas veces nos llevan al abandono de nuestro entorno, metidos en el chat del celular, los mensajes de texto, el twitter, los correos, las llamadas... y justo esos seres que forman parte de nuestra vida quedan relegados y allí donde esta la muestra de un amor profundo y verdadero pasa de largo porque no nos damos cuenta.
Conocerte, aceptarte, amarte y enriquecer el interior de tu ser te brindan las armas para alcanzar la felicidad plena, porque ella comienza en tu interior y de allí se expande al mundo produciendo la creación de mas sentimientos hermosos...  Querer gradar a otros no es malo, pero los agradamos aun mas cando somos nosotros mismos aceptándonos, queriéndonos, amándonos con humildad, sencillez, alegría, disposición, entusiasmo, optimismo, participación ...
     Así sintiéndonos felices vivimos mas plenos y en consecuencia brindamos felicidad a otros.
     Y cuando ella, la felicidad, parece esconderse no debemos olvidar que la reencontramos con solo mantener actitud y aptitud de felicidad, porque no es azar, es decisión; no es magia, es disposición... Y con ella tocamos el corazón de los demás contagiándolos de alegría, entusiasmo y mas felicidad !

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